Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2022

Escribo...

  ¿Sabes por qué escribo? Escribo porque tengo el poder.  Porque nadie puede detenerme y decirme "ah! Eso me pasó y peor!".  Porque tengo el control de mi narración y no tengo el temor de ser interrumpido a medio expresar. Escribo porque tengo la habilidad de escuchar. Tengo el don de canalizar mis pensamientos y enfocarlos.   Escribo porque es mi forma de desahogo. Es mi arte. Es mi método de sanar… o destruirme.   Escribo porque si me lees o no, no importa.  Lo que sí importa es que escribo porque me nace, porque sale lo que hablando no puedo decir con fluidez.  Escribo porque al final, tienes que leerlo todo para poder responderme, al contrario de recibir un alto en mi medio hablar. Escribo porque sí. Carlos J. 11/17/22

Algunas Veces Solo Necesitamos Que Alguien Nos Escuche

  Algunas veces no somos conscientes del impacto que tenemos en las otras personas con nuestras acciones o palabras.   No medimos el daño que podemos provocar en alguien.   No sabemos lo que sucede en la cabeza de esa persona y si con una palabra o gesto podemos destruirla o salvarla. Nos llegan personas que de alguna forma u otra necesitan ser escuchadas.   Tienen algo que decir y tal vez, tenemos algo que aprender de ellas si aprendemos a escuchar.   Nunca sabemos las guerras y batallas que una persona pueda estar librando en su mente para mantenerse a flote.   Cuanto le puede estar costando el hecho de poner una sonrisa ante el mundo cuando sienten que por dentro se están desbaratando.   Que entreguen al mundo su gentileza, amabilidad y bondad y reciban solo desprecio y ese sentimiento de hacerlos sentir menos. Desde que emprendí el camino espiritual por el que ando, e notado muchos cambios, y aunque siempre las personas suelen abrirse conmigo y contarme

Cuando El Amor Propio No Da Para Más

A veces el amor propio también se agota.  Se agota al igual que el amor que podemos sentir hacia algo o alguien.  No debería suceder, pero pasa.  Es ese momento donde nos miramos en el espejo y vemos a la peor persona del mundo.  Cuando comenzamos a creer en todas las cosas malas que nos han dicho de nosotros mismos.  Cuando empezamos a sentir que no valemos  nada, que todo lo que hacemos es en vano y que no importa cuánto nos esforcemos, seremos esa persona mediocre que vemos en el reflejo. Debería ser diferente, ¿verdad?  El amor propio debería ser inagotable, una fuente que emana ese sentimiento de autosatisfacción que nunca se acaba y nos ayuda a ver en medio de las tinieblas.  ¿Pero qué pasa cuando se está agotando o se agotó?  Fácil, “debemos pensar en lo bueno que tiene la vida”, “en todas las cosas buenas y hasta donde hemos llegado”, en fin, todo ese discurso para que busques “dentro de ti” algo que ya no existe. Es ese momento donde comenzamos a buscar personas, cosas o situa