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¿Hay alguien ahí?

¿Hay alguien ahí?


¿Qué hacemos cuando queremos desahogarnos, hablar, decir lo que sentimos y nadie está disponible para nosotros?  Esta es la pregunta y situación de uno de los lectores de este blog, quién envió un mensaje preguntando si sucedía o solo era a esa persona.  ¿Mi respuesta? Suele suceder.

El caso es que siempre, por alguna razón, estamos a la disposición de escuchar y ayudar a los demás, pero en el momento que necesitamos, encontramos que no hay nadie a nuestro lado.  Esto porque están muy ocupados con su vida o simplemente no les interesa tu problemas, sino los suyos propios, dejando así a la otra persona en un vacío y sin poder soltar ese sentimiento que le abarca y ahoga.

No hay nadie que se siente a escuchar lo que tenemos que decir, ni ver como nos ahogamos en nuestro dolor.  Eso es lo que menciona esta persona. Y es cierto. Las personas, buena parte del tiempo, se vuelven egoístas.  

Y no es que tenga nada de malo ser un poco egoísta con uno, pero llega un momento en que se debe pensar en cuanto egoísta hay que ser y dónde debemos trazar una raya.  Nuestras acciones hacia otros pueden lastimarlos hasta tal punto que los haga sentir alienados y de pronto alejarlos de cualquier tipo de contacto personal del cual pudieran haber obtenido una ayuda.

Es que puedo ponerme en las dos posiciones.  En el lado donde me e vuelto tan egoísta que ignoro las necesidades de los demás y solo estoy pendiente a lo que necesito y quiero.  Es una “carrera” en la que debo estar a la delantera y el ayudar a otros me hará atrasarme… Pero luego llega el remordimiento y mi conciencia me dice que debo ser más “humano” porque luego no podré dormir en la noche por el sentimiento de culpa.  

Pero del otro lado de la moneda, donde soy yo el ignorado, a quien le cuesta conseguir ser escuchado.  Es difícil. Sentirse en tal posición en la que sientes y piensas que nadie está para ti, que no tienen tiempo para ti… que no quieren estar ahí para ti.  Ser quien se quiere alejar por que piensas que eres la persona que estorbas con tus problemas a los demás o simplemente te escondes detrás de una sonrisa todos los días para que piensen que estás bien, mientras que por dentro vas destruyéndote poco a poco cada día que pasa.  Ver como duele sentirse solo, aún estando rodeado de tantas personas y no poder decir nada simplemente porque pareciera que nuestros problemas son menores que el de los demás.

Si las personas entendieran que cada mente es un mundo, y que nadie sabe qué situación lleva cada uno dentro.  Que el problema de cada uno es igual de grande que el del otro en su mente y le consume igual. Tendemos a menospreciar los sentimientos y problemas de los demás por estar pendientes y engrandecer los nuestros.

¿Estamos disponibles a escuchar a quién lo necesita?  ¿Podemos dejar atrás la parte egoísta de pensar solo en nuestros problemas y ver que no solo los nuestros duelen?  Reflexionemos sobre esto.


Carlos Julián Rodríguez Muñoz

05/28/2019

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