Vamos a imaginarnos un vaso. El vaso está normal. En perfectas condiciones. Puede ser un vaso plástico o de cristal. Ese vaso tan perfecto, completo, sin nada, puede ser llenado. Le puedes llenar con agua y no vas a tener problemas. Lo puedes llenar hasta el tope si quieres. Con eso eres feliz, tu vaso está lleno y podrás tomarte el agua o guardarla para luego.
Entonces, vamos a imaginarnos ese mismo vaso. Sin llenar. Y con algo punzante le vamos a hacer varios agujeros; por los lados, debajo... por todas partes. Tendremos frente a nosotros un vaso con varios agujeros.
Ya que tengamos ese vaso listo, vamos a echarle agua. ¿Qué sucede? ¿Si lo estoy llenando, por qué se sigue vaciando? No entendemos, que por más que lo llenemos, no se llenará por el simple hecho de que tiene agujeros. ¿Qué creen que sucede?
El vaso está roto y no puede retener ningún líquido que se le vierta. Si le hechas cualquier líquido, se va a salir por cualquiera de los agujeros. Puede ser que en algún momento pienses que se está llenando, tal vez por la rapidez e intensidad, pero notarás que el agua sigue saliendo hasta volver a vaciarse.
Ahí tendremos un vaso roto, y vacío. No se puede llenar por más que queramos. Está roto, hay que arreglarlo.
¿Qué hacemos ahora con ese vaso roto? Pues supongamos que tenemos que ir a una tienda y comprar un sellador, o una pistola de pega caliente. Y una vez tengamos esas herramientas, podemos proceder a sellar nuestro vaso. Mezclamos el sellador, ponemos algo dentro del vaso para evitar que el sellador salga por los agujeros y comenzamos a llenar sellar el vaso, echándole la mezcla para dejar una capa dentro del vaso, para así lograr y poder sellar los agujeros. O puedes utilizar la pistola de pega y rellenar cada hueco hasta terminar remendando el vaso.
Luego de hacer el arreglo, esperamos par de horas o algunos días hasta que se seque y no se dañe lo que con tanto esfuerzo arreglamos, ¿cierto? Luego que pase este tiempo, y nuestro vaso esté seco, el sellador está listo y la pega seca, procedemos a empezar a llenar el vaso... Primero lo iremos llenando poquito a poco, pues tenemos miedo de que vuelva a romperse. Pero ya está remendado y no se saldrá el agua, pero aún así vas de poco a poco. Ya cuando notas que no sale agua por ningún lado, llenas el vaso lo suficiente para poder disfrutar de el líquido con que se llenó. Ya no se escapa nada, solo quedan tal vez esas cicatrices de los huecos, ya sanados, pero que nos recuerda lo que pasamos para poder reparar nuestro vaso.
Se preguntarán ¿Qué tiene que ver el vaso con el blog? ¿Carlos se habrá metido a crear vasos? ¿Tal vez se le rompió un vaso y nos está contando su triste historia por que era su vaso favorito.
El vaso somos nosotros. Con cada situación fuerte que nos pasa, se hace un hueco. Tratamos de llenar el vacío, pero no podemos. Estamos rotos. No nos hemos reparado por dentro y por tal razón no importa con que lo llenes, se va a vaciar nuevamente. Y así nos sentimos. Así hacemos constantemente. Echamos agua en un vaso lleno de agujeros que se nos sigue escapando.
Es por eso que necesitamos buscar ayuda. Encontrar las herramientas para poder arreglarnos por dentro. Reparar el daño que nos han hecho y seguir adelante. Poder darnos el tiempo de sanar las heridas, de curar esos dolores que nos crearon y dejaron algo roto dentro de nosotros. "Reparar el vaso"
¿Qué significa el sellador o la pistola de pega? Las herramientas que necesitamos para poder arreglarnos, pues sin ellas no se puede hacer mucho. Puedes tapar uno de los agujeros con un dedo, pero se saldrá por otro. Tratarás de usar la mano completa, y parte de la otra para evitar que se riegue todo, pero es en vano por que no puedes tapar todos los huecos.
No podemos tratar de dar lo que no tenemos. Primero tenemos que trabajar con nosotros mismos antes de poder fijarnos en el mundo exterior. Si no, estaríamos gastando nuestra energía y recursos en vano y llegaríamos a nada. No "llenaremos nunca nuestro vaso". Dejándonos con ese sentimiento de vacío que nos agobia cada día.
Es hora de sanar esas heridas. De perdonar, de olvidar rencores. Liberarnos de todas esas cargas que al final del día nos hacen sentir agotados. No necesitas echarte al mundo en tus hombros, sus problemas o el de los demás. Como dicen mis amigas Las Ketchup; "que cada cual aguante su vela, por que la tuya no la aguanto más."
Carlos Julián Rodríguez Muñoz
8:48 a.m.
9/7/18
Excellent!
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