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Cinco Días...




Cuando lo que necesitabas era despegarte de la humanidad y no saber de alma alguna.  De querer tener el poder de destruir todo y sentirse impotente ante toda situación.

Cinco días. Cinco días de encierro, soledad, silencio y sufrimiento.  Cinco días necesarios para poder dejar atrás lo que me atrasaba y no me hacía bien.  Cinco días para purificarme y poder levantarme.

Aveces es necesario desconectarte por un momento para poder reorganizar tu mente.  Yo no tengo vicios, no fumo, no bebo, en fin, vivo una vida común, como cualquier mortal que camina por esta tierra.  Pero mi método para copar con la mayoría de mis situaciones es aislándome.  Alejarme de todo el mundo, sufrir mi dolor en silencio y no tener que agobiar a nadie, pues no me gusta incomodar.  Aunque me digan "estoy aquí", trato de no molestar a nadie, ya que siento que estorbo.

Traté de aferrarme a mi fé y a mi "fortaleza" mental. Pero llegó un momento en el que me sentía perdido y sin rumbo.  En vez de pedir guía, decidí enclaustrarme.  Molestarme con mis creencias y conmigo por esto que estoy pasando.  Cosas que están pasando que fueron advertidas. Cosas que sucedieron por que fuí al pié de mi padre y le pedí que removiera lo que no me convenía, aún así sufriera, entendería la razón.  Pero como un niño que le quita. Su juguete,  me.empeñaba en seguir aferrándome a algo que ya no me convenía, a alguién que ya no sentía por mi. Clara y explícitamente me dijo en la cara que no quiere nada conmigo y no le interesa lo que yo esté sintiendo.

Dentro de mi dolor y mi duelo, tenía que ir a terapia y faltar no era una opción.  Tenía que de alguna forma enfrentarme a ese dolor que me consumía y ya no me dejaba espacio a la cordura.  Escuchar verdades que ya sé y que necesitaba escucharlas para despertar de una vez y decidirme a no seguir atrapado en este vórtice de emociones que no me ayudan.  Pero eso fue lo que necesitaba.  Despertar de esa tontera y decidir salir de mi encierro propio. Dejar de autoflajelarme por algo, por alguién que está riéndo, tomando y pasándola bien mientras yo ando echado a morir.  No me parece.

Entonces, decidí darme un baño, dejar los trapos en el piso y vestirme normal para salir sin rumbo y en el camino decidir.  Y como uno debe escuchar esa voz interior, (y después de leer los centenares de mensajes) decidí llegar a casa de mi madrina. Arriesgándome a que no estuvieran.  Pero era mi única solución en ese momento, y lo más cerca (hablando físicamente, por que se que mi madre me escucharía igual) que tengo a una madre.  Poder llegar, sentarme y soltar todo lo que sentía por cinco días.  Poder decir y hablar lo que no me atrevería con otras personas, y saber que no me juzgaría.  Pero así como me escuchó, así me aconsejó/medio regañó.  Algo que también necesitaba y me ayudó a caer en mi y pensar que todo sigue, la vida sigue, y yo no me puedo detener por nada ni por nadie.  Nadie va a ir al trabajo por mi, no me van a pagar los "billes" y no van a estar pendientes de si estoy bien o no. Por que en estos días descubrí quiénes están ahí y si tenían que llegar a mi casa, lo habrían hecho, sin pesarles.

Este no es mi primer rodeo, y cosas peores e pasado y sobrevivido.  Es momento de aprender la lección para no repetir la misma historia.  Por que siempre caigo en el mismo ciclo.  Tal vez es momento de volver a retomar el camino que había tomado 7 meses antes de que me distrajera con algo tan banal como una "pseudorelación".  Estar solo por un período de tiempo.  Depurarme de todas estas relaciones tóxicas que solo me han traído dolor  y deseos de desaparecer.  Y ese no es el Carlos que quiero proyectar.

Todavía me quedan demasiadas cosas por ver, por hacer.  A ti, no eres lo mejor que me a pasado y e pasado por peores que tu.  Tu inmadurez, tu tonta idea de perseguir algo que, en mi pensar, es arriesgarlo todo para perder y poner una estabilidad emocional y personal en jaque mate.  Pero más es mi culpa por permitirte el poder de hacerme daño.  Entregarme de una forma que yo sea quien se denigre y se ponga en una situación tan humillante como esta.  Darte importancia y mencionar mi dolor sobre ti, es alimentar ese dolor en mi alma.  Así como fuiste capaz de decirme "estoy haciendo esto para que me odies", te voy a demostrar que contigo o sin ti, Carlos Julián es y será más grande.  Sin necesidad de pisotear o destruir a una persona.  Sin ideas irracionales de un muchacho de veinte años.

Yo por mi parte, sigo aprendiendo de mis errores.  Exponiéndolos en un foro donde todos pueden ver mis vulnerabilidades pero demostrar que soy tan humano como cualquier otro.  Pero la diferencia de ti, yo tengo mi vista en una meta REAL y no en un sueño de adolescente.  Si tuvieras 18 años y algún talento, te compraría la excusa.  Pero mientras tanto.  Suerte en tu camino "soñador incógnito", ya que la suerte es para los mediocres.  ¿Para mi?  Éxito.


Carlos Julián Rodríguez Muñoz
Julio 18, 2018
2:58 a.m.

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