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Ese sentimiento de pesadez, como cuando atardece. Ese color naranja melancólico que no sabes explicar pero lo ves y lo puedes sentir. Deja ver como puedo explicar ese sentimiento.
Es como si fuera domingo en la tarde, y luego de un día lleno de risas y compartir con esa o esas personas, comienza el camino a casa, sabiendo que este día jamás volverá y se quedará solamente en tu memoria. Extrañar y no haber perdido todavía o sentir la pena de que simplemente se acabó.
Pero es un sentimiento permanente. ¿ Por qué? Porque por más que maneje hacia el horizonte naranja melancólico, no siento que llegue a casa. Me siento en ese viaje de vuelta, donde toda la tristeza de que la diversión se acabó y mañana es lunes y debo ir a la escuela.
Y no sé si el sentimiento es porque no siento que sea de aquí. Realmente siento no pertenecer a ningún lado, y mi búsqueda por encontrar eso que alguna vez perdí se ha convertido en mi eterno viaje. Con la esperanza de que en algún momento alcanzaré eso que tanto estoy persiguiendo. O que algún día volveré a casa, a mi hogar.
Me siento tan perdido que sigo manejando, persiguiendo ese sol poniente para ver si en esa dirección puedo llegar a mi hogar. El problema es que no sé si es la dirección correcta. Y me da miedo cambiar de rumbo y encontrarme perdido, otra vez, y tener que recomenzar el camino.
Cuando ese anhelo de que en algún punto me detendré y encontraré el espacio donde tengo que estar. Mientras, me quedo manejando hacia el ocaso, deseando que el viaje termine pronto, llegar a casa y descansar.
Carlos Julián Rodríguez Muñoz
11/23/17
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