Dentro de mi "locura momentánea" entré a un albergue de animales y empecé a ver lo que había. Siempre he tenido gatos y pensé, "bueno, la gente me ha dicho que tal vez un animal me haría compañía, ¿y por qué no vemos opciones? ¿Qué pierdo?". Bueno, pues os confieso que entré al área de los gatos y ellos, Damián y Lilith, no fueron mi primera opción. El primero fue uno negro, tuerto y ya le tenía su nombre, Odín, ya saben, dios celta, un ojo... investiguen. Aunque él me veía y quería irse conmigo, jugaba, me agarraba las manos, no me convenció. No era para mi.
Así que me fui a donde los perros. Tal vez un perro me haga mejor compañía y se vuelva mi "perrijo" (¿es eso acaso una palabra?). Pero al pasar por esa área, me di cuenta que definitivamente no podría tener uno de mascota, así que volví a donde los felinos y claro, Odín me recibió con alegría y yo con pena, por que sabía que no éramos la pareja ideal. Como suele suceder con mis relaciones.
Pues, viendo entre las opciones, veo a "Tom", escondido en su jaula, y me le quedo mirando serio y le digo... "Damián", y se levanta y viene a donde mí, tímidamente. Ahí supe que el era para mi. Aunque tímido y temeroso, se dejó acariciar y luego de leer su historial; "Fue encontrado por el repartidor de pizza luego de su dueño haber muerto. Edad: 5 meses", dije que lo quería. Lo que llevaba en el albergue era solo un día. Al lado había una gata un poco parecida a el, y supuse que eran hermanos, pues compartían la misma descripción. Entonces me decidí. Damián.
Finalizo los papeles y ya es mio. Solo esperar tres días para que me lo entreguen con vacunas y esterilizado y microchip. Ya cuando voy a mitad de camino para mi casa, y hablando con Fernando, le conté que adopté a Damián y que la lado había una gata calico llamada "Chloe" y que lo más probable era su hermana, ya que tenían la misma información. Entre diálogos que solo nosotros entendemos, decido dar la vuelta y busqué a "Chloe", ahora Lilith.
Aunque al principio estaba temeroso, no por el tipo de nombre que les elegí, sino por que en vez de un gato, ya tenía dos. Dos hermanos. Que al principio no se querían y ahora hasta juntos duermen, para hacerse compañía.
Juré no dejarlos subir a mi cama , ¿y que creen? Duermen conmigo la mayoría de las noches. Damián es un "daddy's boy" y Lilith, aunque siempre me persigue (su alias es Colita), es más independiente y perspicaz que, su hermano, Damián.
Se han vuelto mi familia. Y no creo que no exista nada mejor en el mundo, después de quitarte las medias luego de un día de trabajo, que llegar a mi casa y encontrarme con estas dos bolas de pelo, que me tienen el mueble, la cama y la ropa llena de pelos. Reconozco que no soy tan afectivo, así tal gato, y con solo saber que la presencia de alguien está ahí, me reconforta.
Lilith y Damián han sido esa madera en medio del océano. Llegaron a mi vida en medio de la tormenta y no me arrepiento... Solo aveces, cuando juegan en la madrugada y trabajo a las siete de la mañana y los amenazo con llevarlos a los chinos mas cercanos para que sepan como es que preparan el "Pepper Chicken".
Este sentimiento por dos gatos, de quienes soy su propiedad, es difícil de explicar para mi. Me calientan un poco el alma y tranquilizan un poco mi mente. Les hablo como si niños fueran, pues son mis bebes con tan solo 6 meses.
Al final del día, ellos están aquí. Ellos me hacen sentir bien. Ellos me van salvando...
Carlos Julián Rodríguez Muñoz
Diciembre 5, del 2017
2:30 p.m.
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