Ir al contenido principal

"Por ese miedo a la soledad...": Respuesta a un lector


Entre esos mensajes que eh recibido últimamente por el "blog", este es uno de los temas que me pidieron abundar:  El Miedo a la Soledad.

No pretendo exponer a la persona, así que solo mostraré el mensaje:  "Hola Carlos,  era para ver si podías escribir sobre el miedo a la soledad.  Es que yo por miedo a la soledad eh cometido muchos errores en mi vida... Gracias."

Trataré de cubrir lo que pueda en estos párrafos siguientes, así que, querido lector, espero quedes complacido y encuentres alivio y respuestas.

No sé si es la madurez o el estar TAN cerca de los 30 años que me a hecho ver las cosas desde otro punto de vista.  Desde el cambio de cerveza por vino, a escuchar música clásica mientras estoy en casa sin hacer nada o para escribir, aunque mi nivel de cultura respecto a ese tipo de música no sea tan amplio.

Es tal el cambio que en vez de café o un "frapuccino", prefiero un té, con miel por favor.  Poco a poco me voy dando cuenta que madurar y volverme adulto, no es tan malo después de todo.  Es como ser un adolescente, pero con responsabilidades y más libertades.  Persona que me diga que no es así, miente.

Llegar a casa y no tener que preocuparte, tanto, tirar las cosas a un la do y recostarte en el mueble y mientras pones "Grey's Anatomy", por décimo cuarta vez, te comes ese chocolate que compraste en "Dollar Tree" de camino a casa, junto a las otras quince cosas que no necesitabas, pero estaban a dólar.  Pero el mejor sentimiento de todos es quitarte las medias.  Ese es mi equivalente a las mujeres quitarse el brassier.  Es una libertad inexplicable, y un éxtasis que solo se compara a dormir 12 horas corridas.

Otra de las cosas que encuentro es una de las mejores de ser adulto y tener tu propia casa, es la de poder estar solo.  Me encanta ese silencio que solo puedo escuchar.  No existe sentimiento que pueda exponer, en palabras, lo tranquilo que me hace sentir tener la casa para mi.  Claro está, Damián y Lilith se acompañan, siempre están aquí.  Pero a Dios doy gracias que solo maullan y no hablan.  Pero no confundamos mi cariño y aprecio de estar solo en casa por la soledad de estar solo en otros aspectos.

Adoro la tranquilidad y ese ambiente de paz que existe al entrar a mi casa.  Eso si, un poco regada, pero el sentimiento y la tranquilidad que invita a no querer salir de ella, a quedarte dentro de todas estas paredes, sin hacer mucho, solo descansando y contemplando que todo lo que tocan tus ojos es tuyo (y del bacon, por los próximos 29 años y 4 meses).

Pero es a veces que ese sentimiento de soledad me lleva a escoger mal.  A soportar a gente que sinceramente no puedo y hasta actitudes que en otro momento no permitiría.  En eso estoy trabajando, en poder estar conforme con mi soledad.  Saber que tengo amigos de verdad y una familia, aunque pequeña y nuestras diferencias, sé que están ahí.

Así como tú, eh cometido mis errores por no querer estar solo.  Eh estado de relación en relación, escogiendo siempre lo primero que aparece para no sentirme solo.  Para tener por quien preocuparme o se "preocupe por mi".  Te digo que solo dura uno a par de meses, por si te has dado cuenta.  Luego de esa "luna de miel". empezamos a ver que nosotros no somos su centro ni se preocupan tanto como decían, por nosotros.

Cometemos el error de dejar ver por nosotros mismos para ver por esa otra persona.  Descuidamos el trabajo, los estudios, nuestra vida.  Y eso no puede ser así.  No es justo para ti como persona y ser.

Lo he aprendido de duras formas, pues por poco lo pierdo todo, por entregarme a alguien que solo le interesaba una cosa; él mismo.  Y no digamos las otras veces que me perdí por estar tratando de complacer a otros.  No es forma de vivir.

Debemos vencer ese miedo a quedarnos solo o estarlo.  Realmente no lo estamos.  No quiero sonar religioso ni nada por el estilo, pero si crees en algo más grande que tu, vamos a llamarle Dios, La Divinidad, El Gran Poder o como desees llamarle, sabes que esa energía está contigo.  Ángeles guardianes, seres de luz, guías espirituales y hasta antepasados te cuidan y guían.

No hay necesidad a ese miedo, pues tenemos amigos y familia a los que podemos recurrir en cualquier momento.  Y si el caso que te sientas solo o sola, aquí estoy para hacerte compañía.  Solo debes escribirme a karyos.domain@gmail.com .

Sé que se habla mucho al miedo de estar solos románticamente.  Pero te digo que en el área de las amistades y familia me he sentido solo en momentos.  Vivo muy lejos de mis verdaderos amigos y de mis padres y hermanos.  Es ahí donde también se encuentra el miedo.

Y es entonces que cometemos el error de dejar entrar en nuestras vidas esas amistades que no traen nada positivo.  Tal vez para una noche de "janguéo", pero nada más.  descubres que es más la ansiedad que te provocan estas nuevas amistades que un alivio.  Por eso prefiero mantener el mismo número de teléfono y seguir en contacto con esas amistades que llevo casi una década o más de historia.  No debes permitir que tu miedo a estar solo o sola te lleve a buscar "malas amistades".  Por eso me consideran "antipático" y hasta "come mierda" o "exquisito".  Es que sé el tipo de persona que quiero a mi lado, aunque algunas veces no lo parezca.

Es por eso, mi estimado lector, que prefiero la soledad y tranquilidad de mi casa, mi dominio.  Me reservo unas cosas para mis amigos y familia y otras solo para mi.  A veces la soledad nos traiciona, dímelo a mi que intenté, fallidamente gracias a todos mis ángeles, el suicidio.  Pero debemos aprender a no temerle a estar solos.  Es bueno de vez en cuando estarlo y dedicarnos el tiempo, aunque sea solo para ver televisión o salir a caminar SOLO.

Espero esto satisfaga tu sed, y haya calmado un poco tu alma, así como a mi me tranquiliza el poder dejar plasmadas aquí mis letras.  Mientras, disfruta de estar solo o sola de cuando en vez, una copa de vino y muy buena música.

Carlos Julián Rodríguez Muñoz
Diciembre 18, 2017
9:01 p.m.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿El Sufrimiento y el Dolor Purifican el Alma?

Luego de subir la entrada "El Momento en que Carlos Decidió Volverse un Cabrón", recibí varios mensajes.  Pero uno en particular me llamó la atención.  No mencionaré a la persona, pero este blog va dedicado a esa conversación que tuvimos sobre el tema. Esta persona, leyendo varias entradas del blog, notó el dolor en algunas, o mayorías, de mis palabras.  Cuanto aborrezco sentirme mal, triste y busco la forma de bloquear ese tipo de sentimiento.  Tal mi objetivo que tengo; tratar de llegar y mostrarme tal como soy, para que otras personas, tal vez como yo, puedan encontrar que no están solos en este planeta y todos somos vulnerables.  Somos seres humanos que sentimos y padecemos.  Que es aveces difícil levantarse en las mañanas para realizar todas las cosas que debemos, por obligación y no por deseo. Pero vamos al tema que compete;  ¿es el sufrimiento y/o el dolor, purificadores del alma?  Una pregunta que llevo meses buscándole una respuesta desde que cruzó por la m

"Agujeros en el Vaso": Analogía

Esto que les voy a contar no lo inventé yo, si no pues alguien que está ayudándome a poder arreglar esas cosas en las que estoy fallando y necesito superar.  A veces la vida nos parece tan complicada, que con que nos muestren visualmente lo que nos está pasando es suficiente para poder entender.  Sentirte vacío, roto, que simplemente el deseo se te va.  Y ahí es donde los ayudaré a entender, como yo entendí el mensaje.  Esto es, con un simple vaso.  Puedes hacerlo física o mentalmente.  Cuidado si deciden realizar el ejemplo físicamente, ya que tienen que tener cuidado y no soy responsable de ninguna de las heridas. Vamos a imaginarnos un vaso.  El vaso está normal.  En perfectas condiciones.  Puede ser un vaso plástico o de cristal.  Ese vaso tan perfecto, completo, sin nada, puede ser llenado.  Le puedes llenar con agua y no vas a tener problemas.  Lo puedes llenar hasta el tope si quieres.  Con eso eres feliz, tu vaso está lleno y podrás tomarte el agua o guardarla

Reflexión: El Monje Que Vendió Su Ferrari de Robin S. Sharma

Reflexión: El Monje Que Vendió Su Ferrari de Robin S. Sharma Nunca e sido fan de los libros de autoayuda y los encuentro un poco aburridos y redundantes.  Pero no es hasta ahora, en mi proceso de sanación personal, emocional, mental, espiritual o como deseen llamarle, que me he puesto a leer unos cuantos, o mejor dicho, me han hecho leer.  Y este es uno de los que me leí.  Eso si, tarde dos meses por que en algún punto de esta “fábula espiritual” me aburrí y recordé que era más de lo mismo que siempre e escuchado y base de la mayoría de la filosofía en la que creo, pero en muchas ocasiones olvido practicar. Este nuevo monje, acabado de iluminar en las montañas del Himalaya, casualmente lleva de nombre Julián.  Una de las cosas que me llamó la atención de la historia y la cual me hizo querer terminar el libro, aunque admito que los últimos capítulos fueron un tedio.  Pues digamos que soy algo como ese personaje al principio del libro.  Al igual que Julián, me “hundía p